jueves, 26 de mayo de 2016

La tragedia








  El 12 de Octubre de 1972 el vuelo 571 de La Fuerza Aérea Uruguaya que transportaba al equipo de rugby "Old Chirstian Brothers", partió desde el Aeropuerto de Carrasco (Uruguay) con 45 pasajeros rumbo a Santiago de Chile, donde jugarían un partido amistoso y aprovecharían sus vacaciones. 
  Al mando del avión estaba el coronel Julio César Ferradas, y su copiloto, el teniente coronel Dante Lagurara.
  Por causas climáticas se vieron obligados a hacer una parada en El Plumerillo, aeropuerto de Mendoza, Argentina, donde tuvieron que pasar la noche. 
  Al día siguiente, viernes 13 de Octubre, el piloto se vio obligado a despegar por la reglamentación gubernamental que prohíbe la permanencia de un avión militar extranjero en suelo argentino por más de 24 horas y, a su vez, por la continua insistencia de los jóvenes que solicitaban el traslado a destino. Por la tarde, el avión comenzó su sobrevuelo por La Cordillera de los Andes.
  A los pocos minutos comenzaron las complicaciones: la dirección y el sentido de los vientos cambiaron,  de modo que el Fairchild comenzó a reducir su velocidad. 
  Lagurara informó a los controladores aéreos de Santiago de Chile que sobrevolaban el Paso del Planchón y que calculaba que alcanzarían Curicó, cuando en realidad sobrevolaban la Cordillera a la altura de San Fernando, aproximadamente 50 kilómetros al norte y con montañas de mayor altura.

  Unos tres minutos más tarde, el Fairchild se comunicó de nuevo con Santiago de Chile informando que divisaban Curicó. El avión viró entonces a rumbo norte, aproximadamente 100 km antes de la ruta hacía el aeropuerto Pudahuel.
  La torre de control de Santiago dio por buena la posición comunicada por Lagurara autorizándole a descender, dando por hecho que se dirigía hacia el aeropuerto, cuando realmente se adentraban en los encajonamientos de la Cordillera de los Andes sobrevolando el límite argentino-chileno y las inmediaciones del volcán Tinguiririca de la provincia de San Fernando. Dicho error dificultó posteriormente las tareas de búsqueda y rescate.
  Con la autorización, el avión comenzó el descenso mientras todavía se encontraba sobre las montañas y rodeado por una cortina de nubes que no dejaban divisar el exterior. 
  Al atravesar varios pozos de aire, el avión comenzó a dar fuertes sacudidas lo que provocó que el descendiera de altura. Los pasajeros podían observar por las ventanas lo cerca que estaba el ala de chocar contra las montañas.
  El piloto logró evitar golpear la nariz del aparato contra una cumbre pero igualmente colisionó la parte trasera. A los pocos minutos, el avión chocó una segunda vez perdiendo el ala derecha que fue arrojada hacia atrás con tal fuerza que le arrancó la cola.
  Las dos últimas filas de asientos salieron despedidos por el aire quitándole la vida a cinco personas, incluido un sobrecargo.
  El avión volvió a golpear otro pico y perdió el ala izquierda dejando solamente el cuerpo volando como un proyectil a alta velocidad que terminó colisionando contra la nieve.
  El golpe de la nariz del avión contra el banco de nieve resultó fatal para los tripulantes de cabina.
Las primeras noticias sobre la desaparición
 del vuelo 571, con falsa información.



                 

Antonio Bonelli (jefe de escuadrón de tropas y a cargo del operativo de búsqueda):"Hipótesis hay muchas, pero la verdad no la vamos a saber hasta que aparezca el avión, si es que aparece algún día.. hay muchos aviones devorados por la cordillera que jamás aparecieron..." 






14 de Octubre de 1972: "Gente" ya daba por muertos 
a todos los pasajeros del vuelo 571.

"La cordillera es un monstruo. Se ha tragado muchos aviones. Se tragará más.."

Diagramando la primer operación de búsqueda.

Hubo una búsqueda intensa para encontrar el avión que había desaparecido en La Cordillera de los Andes pero esto era prácticamente imposible ya que la localización que había proporcionado el piloto poco antes del accidente no era la correcta, por lo que la búsqueda estaba desviada casi 100 km. 

Los restos del avión fueron rastreados por vía aérea.
"Ya no quedan esperanzas de encontrarlos con vida a los pasajeros".



Fotos de algunos de los jugadores del equipo de rugby 
que no pudieron viajar y se salvaron.

La utilización de información errónea.
Los medios de comunicación al no tener información exacta llegaron hasta inventar el aterrizaje glorioso en el Aeropuerto de Chile por parte del vuelvo 571. Algo que solamente logró traer confusión ya que los pasajeros continuaban desaparecidos.


Hubo rastreo aéreo por diez días pero al tener información 
errónea sobre la ubicación del avión y por las condiciones peligrosas a las cuales 
se debía someter a los rescatistas, decidieron abandonar la búsqueda.


El fuselaje destruido.

Mapa de dónde se originó el accidente realmente.




miércoles, 25 de mayo de 2016

72 días de supervivencia



  El viernes 13 de Octubre por la tarde, el fuselaje cae en la inmensidad de La Cordillera de los Andes.
  En el choque mueren 13 personas, entre ellas la madre de "Nando" Parrado, uno de los posteriores héroes de la historia. 
  Los 32 sobrevivientes se encargaron de realizar precarias actividades de rescate: el capitán del equipo dirigía la situación y asignaba tareas para salvar la mayor cantidad de pasajeros posibles. 
  Así fue que mientras los dos estudiantes de primer año de medicina se encargaban de revisar la salud de cada compañero, los demás seguían las instrucciones para improvisar vendas o quitar asientos que aplastaban los cuerpos de otros sobrevivientes. Esta organización ayudó a no caer en el caos y, a su vez, a curar heridas que en otras circunstancias hubieras sido mortales.
  Durante la primer noche fría, murieron 4 personas más que se encontraban en estado crítico luego de la colisión, entre ellas el copiloto, Dante Lagurara, causando así la ausencia de los 5 tripulantes de vuelo.
  A la última hora del octavo día fallece la hermana de Nando Parrado. La mujer había sufrido lesiones internas luego de la colisión que la dejaron débil y sin fuerzas para subsistir.
  El 22 de Octubre comenzaría la odisea para los 27 sobrevivientes.

  Una de las técnicas para sobrevivir fue diseñada por Adolfo "Fito" Strauch, que inventó un aparato para convertir hielo en agua y no morir de deshidratación.

Fernando Parrado, bebiendo nieve previamente derretida.

  Otra técnica de supervivencia fue la decisión de elegir a tres sobrevivientes con mejor estado de salud para realizar una expedición cuyo objetivo principal era encontrar la cola donde hallarían la mayor cantidad de provisiones. Es la primera expedición por fuera del fuselaje que no tuvo resultados.

  A 10 días del accidente, y todavía con la esperanza motivadora de seguir con vida, se enteraron a través de un radio que se encontraba en el Fairchild y que fue arreglada por uno los sobrevivientes, que el servicio aéreo de rescate ha suspendido la búsqueda del avión.

  Fue una de las noticias más desalentadoras con las que tuvieron que enfrentarse y fue el momento donde se sintieron más solos y desprotegidos.
  Esa misma tarde se reunieron dentro del fuselaje y decidieron que si querían salvarse, debían hacerlo por su cuenta y que para tener las fuerzas necesarias, debían alimentarse. 
  Utilizar los cuerpos sin vida como alimento fue una de las más dolorosa y rechazada técnica de supervivencia. 

"Cuando ya se habían agotado las provisiones, hicieron el acto de nutrirse 
con proteínas humanas en una suerte de comunicación profunda y dolorosa. 
Cortaban pedacitos de carne muy pequeños y los guardaban en la nieve para conservarlos. 
Dos veces al día (mañana y tarde) se alimentaban con ellas".

Fernando Parrado: "allá arriba no hay reglas, no era el cuerpo de un amigo, era comida".

Limpiaron su consciencia considerando que alimentarse de sus amigos era la forma de no dejar que sus muertes hayan sido en vano, ya que los ayudaría a sobrevivir.



En días despejados se sentaban afuera bajo el sol en 
la denominada "sala de estar" para escapar del interior 
oscuro y húmedo del fuselaje.

La temperatura diurna era suave y el sol era 
lo suficientemente fuerte como para calentarlos.

  El 29 de Octubre, al caer la noche, una avalancha desciende por la montaña y entra en el fuselaje del Fairchild, sepultando a todos los supervivientes que estaban ya acostados. Esa noche, 8 personas mueren bajo la nieve por asfixia.  
  Después de tres días de tormenta, los supervivientes logran sacar la nieve del fuselaje y deciden emprender la segunda expedición hacia el este, con la intensión de cruzar las laderas y llegar a Chile, pensando que estaban ubicados en Curicó como informó el copiloto en sus últimas palabras de agonía. 
  Por las condiciones climáticas, los tres expedicionarios –Parrado, Canessa y Vizintin– regresan a las tres horas para pasar la noche en el fuselaje. En la madrugada, fallece 1 de sus compañeros, quedando así 18 sobrevivientes hasta el momento.
  A los pocos días, cuando recuperaron las fuerzas, los tres expedicionarios vuelven a partir hacia el este y al cabo de 2 horas encuentran la descompuesta cola del avión, donde pasan la noche. Gozaron de algunos alimentos que encontraron y se quitaron los harapos que tenían por ropa para vestirse con los abrigos hallados en el equipaje.

  Los días siguientes estuvieron repletos de fracasos: Las condiciones climáticas impiden seguir caminando por las montañas, las baterías encontradas en la cola del avión con la cual deseaban arreglar la radio, no funcionan, descubren que el camino hacia el este no es correcto para llegar a Chile y por el frío y la falta de esperanza, fallecen 2 más de los sobrevivientes. (Quedando vivos los 16 Uruguayos que finalmente serían rescatados) 

A mediados de Noviembre en la desmembrada cola del avión, 
mientras se esforzaban en vano por arreglar la radio del Fairchild.

  A los 61 días del accidente, nuevamente Canessa, Parrado y Vizintin salen en la que sería la última expedición, esta vez rumbo al oeste y con la esperanza de volver al fuselaje con el equipo de rescate. Esa noche duermen dentro de un saco de dormir que habían fabricado de material aislante que encontraron en la cola.
  Al día siguiente, logran llegar a la cima de la gran montaña y descubren que Chile está mucho más lejos de lo que pensaban.
  Entre varias horas de disputas, deciden que Vizintin debe volver al fuselaje y que Parrado y Canessa debían continuar la expedición con mayores provisiones, ya que descubrieron que el viaje duraría más de lo planeado, sin imaginar que tardarían 10 días y que los traerían de regreso a casa.


Mapa del recorrido que realizaron en la denominada "última expedición".


El milagro


Los sobrevivientes del vuelvo 571 lograron vivir durante 72 días perdidos en la Cordillera de Los Andes, soportando temperaturas de hasta 40° bajo cero.
Luego del accidente por la desorientación del piloto y la colisión del avión, fueron 32 los que sobrevivieron, pero con el paso de los días sólo 16 lograron ser rescatados.
De los 32 sobrevivientes, 4 murieron la mañana siguiente congelados, al octavo día falleció la hermana de Nando Parrado por lesiones internas, murieron 8 personas más por un alud que ocultó los restos del avión y hacia los últimos días previos a la travesía que lograría su salvación, 3 de ellos murieron por debilitamiento.



Fueron tres pasajeros los que tomaron la decisión de enfrentar las condiciones climáticas y caminar por las montañas sin tener experiencia ni el equipo apropiado para sobrevivir y de todas formas lo lograron: Nando Parrando, Roberto Canessa y Antonio Vizintin. "Tintìn", como lo llamaban sus amigos, tuvo que volver con el resto de los sobrevivientes por decisiones internas que mejorarían la organización y la sobrevivencia. 

Luego de diez días en la expedición, Roberto comenzó a debilitarse. La carne que llevaban consigo había comenzado a descomponerse debido al aumento de temperatura al llegar a la Cordillera de San Fernando. Comenzaban a perder sus esperanzas cuando por fin divisaron a quien iba a ser su salvación.



  Nando y Roberto ven en la otra orilla a un huaso chileno que los observa. Nando intenta comunicarse con él, pero el fragor del río no lo permitía, solo escucha un débil "mañana".
  Esa noche durmieron esperanzados junto a una fogata y por la mañana logran observar a tres hombres sentados al calor de una hogera. 
  Al descubrir que no pueden comunicarse por el estrépito del río, el arriero escribe algo en un papel, lo ata con un lápiz a una piedra y la lanza sobre el río.
  Nando lee el siguiente mensaje:

"Está de camino un hombre al que he mandado ir hasta allí. Dime qué quieres"

  Con la conmoción y la estrategia de elegir las palabras juntas agarra el lápiz y, a duras penas, por su debilidad, logra hacerle llegar un mensaje escrito donde dicen ser sobrevivientes de un avión siniestrado: 

"Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba. En el avión quedan 14 personas heridas. Tenemos que salir rápido de aquí y no sabemos cómo. No tenemos comida. Estamos débiles. ¿Cuándo nos van a buscar arriba? Por favor, no podemos ni caminar. ¿Dónde estamos?"

  Al reverso había escrito con labial: "¿Cuándo vienen?"

  Ese hombre era su salvación.


La nota que Fernando Parrado le tiró al campesino donde 
escribió con un labial que había encontrado en el equipaje de su madre: "¿Cuándo vienen?"

  Los dos débiles muchachos fueron trasladados a Los Maitenes en caballos, mientras que otros campesinos se dirigían a Puente Negro para informar el hecho y solicitar el rescate. 

Sergio Catalán (centro), el campesino que encontró a 
los sobreviventes en las montañas y llevó los equipos 
de rescate a Los Maitenes para ayudarlos.


"Primera fotografía de Fernando Parrado despuès del rescate"

"Restos del avión durante las horas de rescate"


Foto tomada desde el helicóptero que 
sobrevoló los Andes para salvarlos. 



Los 16 sobrevivientes fueron divididos en 2 grupos de 8 integrantes 
para ser transportados desde el lugar del accidente hasta Chile. 
El operativo duró 2 largos días, donde el primer grupo viajó en helicóptero y el segundo hizo el viaje a caballo tras negarse a ser trasladados por aire.


Alguno de los sobrevivientes se relajan en el hospital de Santiago.


Fernando Parrado dando su primer trago de agua, 
luego del rescate



El 24 de Diciembre, los 16 sobrevivientes se encontraban 
a salvo, festejando Nochebuena en Santiago de Chile

Fernando Parrado y Carlos Paéz celebran 
Noche Buena en Santiago de Chile con parientes y amigos.


Tras un largo tratamiento psicológico y grandes intervenciones médicas 
para resguardar su salud, los sobrevivientes fueron trasladados desde 
Chile hasta Uruguay el 25 de Diciembre de 1972.




















Carlos Paéz abrazado por su padre quien
había recorrido los Andes durante semanas 
por iniciativa propia en la desesperada 
búsqueda de su hijo.

Roy Harley, el joven que salvó a algunos de los sobrevivientes 
de morir asfixiados tras el alud que sepultó medio fuselaje, 
en brazos de su madre.


No se le permitió a la prensa dialogar con ellos hasta que estuvieran aptos para contar lo ocurrido sobre sus estrategias de supervivencia.

¿Cómo lograron sobrevivir?
Este es un tema que trajo mucho debate una vez que 
se conoció el motivo por el cual no murieron de hambre.
La antropofagia se le denomina a la actividad de comer la carne de la propia especie.
Aquellos que sobrevivieron al accidente utilizaron este tipo de alimentación para no morir de inanición.

Los sobrevivientes de la tragedia durante la conferencia 
de prensa que ofrecieron en su regreso a Uruguay donde 
confesaron que había vivido de los cuerpos de 
familiares y amigos fallecidos.





"El Milagro de Navidad", así fue llamado el rescate
 que finalizó el 23 de Diciembre de 1972.
Tal como lo había prometido uno de los expedicionario,
en Navidad se encontraban reunidos con sus familias
festejando el regreso, el reencuentro y el milagro.